La imagen y su aplicación en la práctica del movimiento

La imagen y su aplicación en la práctica del movimiento

Por Joan Skinner, Bridget Davis, Robert Davidson, Kris Wheeler and Sally Metcalf 

Suzanne Langer describe la imagen como un “cuadro mental de algo; … un símbolo; una corporeización, una representación vívida” que “expresa un modo de entendimiento nuevo para nuestra comprensión imaginativa directa”. Es así entonces que la imagen tiene un gran potencial para comunicar información no verbal, como por ejemplo datos kinestésicos. El uso de la imagen es extremadamente efectivo en el entrenamiento del movimiento. Por ejemplo, es muy útil cuando queremos orientarnos en el espacio, ya que las informaciones motora, kinestésica y visual deben ser rápidamente integradas. La imagen hace posible el procesamiento simultáneo de datos posiblemente difusos.

La integración simultánea involucra una aprehensión intuitiva más que intelectual. La noción de intuición está usada aquí en el sentido que el psiquiatra italiano Robert Assaglioli usa en su libro “Psicosíntesis”:

“Consideraremos la intuición principalmente en su función cognitiva, es decir, como un órgano psíquico o un medio para conocer la realidad. Es una función sintética en el sentido que aprehende o capta la totalidad de una determinada situación o de una realidad psicológica. No trabaja de las partes hacia el todo –como lo hace la mente analítica– sino que capta una totalidad directamente en su existencia viva”.

Por eso, en Skinner Releasing Technique la imagen sirve como el vehículo de un todo estructurado de información, una metáfora para el conocimiento kinestésico, la cual “expresa un modo de entendimiento nuevo para nuestra comprensión imaginativa directa”; esta metáfora entonces es captada intuitivamente en vez de analíticamente.

La fisiología del movimiento ha destacado el uso de un modo intuitivo de entrenamiento kinestésico, dado que una gran parte de la mecánica del movimiento es inconsciente y no inmediatamente sujeta al control de la mente analítica. De acuerdo con Mabel Ellsworth Todd, autora de “The thinking body” (El cuerpo pensante), el movimiento está sujeto más a representaciones mentales que a indicaciones conscientes. Explica:

“Cuando ejecutamos ejercicios bajo instrucción tendemos a pensar que nos movemos o que dirigimos el movimiento de los músculos. Lo que realmente sucede es que obtenemos una imagen de las palabras de nuestro maestro, o de sus movimientos, y luego la acción apropiada sucede dentro de nuestro cuerpo para reproducir esa imagen. El resultado es exitoso en proporción a nuestro poder de interpretación y a la medida de nuestra experiencia, pero ante todo quizás a nuestro deseo de hacer. En todo caso, la respuesta final es automática y no el resultado de un movimiento directa o conscientemente dirigido de músculos específicos. Es el resultado de una combinación de reflejos, ninguno de los cuales puede ser seleccionado en sí mismo como el ‘causante del movimiento’ o de patrones de movimiento”.

El uso de la imagen en el entrenamiento kinestésico fue corroborado por el trabajo de la Dra. Lulu E. Sweigard del Departamento de Danza del Instituto Julliard de Música en Nueva York. Ella descubrió que el entrenamiento del movimiento no depende del movimiento per se. Cuando los estudiantes están quietos, si se encuentran trabajando con imágenes adecuadas, pueden aún estar involucrados en un intenso aprendizaje del movimiento. En su artículo “La función psicomotora en correlación con la mecánica corporal y la postura”, la Dra. Sweigard concluye que el movimiento imaginado es el medio más efectivo de educación del sistema neuromuscular:

“La actividad mental entonces, especialmente aquella en la que está involucrada la imaginación del movimiento, es el medio más efectivo usado hasta ahora para reacondicionar los patrones de acción neuromusculares en el cuerpo. Tal actividad mental puede ser fomentada en varias formas. La clave para cada una de ellas es, sin embargo, la imagen mental, esto es, la visualización de una situación imaginaria. La enseñanza puede y debería proceder de una manera en la cual se guíe al estudiante a pensar en términos de imágenes concretas. Cuando se consigue esto, entonces tienden a ocurrir respuestas musculares generadas desde la imagen. Cuando el sujeto no acciona voluntariamente (es decir, no hay movimiento forzado), la concentración en una imagen mental promueve una coordinación de acciones musculares cuya resultante está en la línea de acción de las fuerzas en juego en la situación imaginada”.

Si los estudiantes intentan un control voluntario “estarán solamente imponiendo sus propios hábitos neuromusculares al movimiento. Esta imposición interfiere con los cambios que podrían efectuarse en la coordinación muscular a través de la sola acción imaginada”.

La Dra. Sweigard asevera que al tratar de ubicar o forzar el cuerpo en una determinada postura, por ejemplo, meter la pelvis o el estómago, “el único resultado es la correspondiente desviación de alguna otra parte o partes de la estructura, en concordancia con el patrón de las limitaciones de los músculos al libre movimiento articular. Esto es la causante de muchas de las fallas en el alineamiento y el movimiento, que plagan al bailarín”.

Cuando Joan Skinner se dio cuenta de la efectividad de la imagen en el entrenamiento para el movimiento, consideró necesario establecer un ambiente de aprendizaje en el cual el crecimiento técnico del bailarín se convirtiera en un proceso creativo de descubrimiento individual.

Pedagogía de la imagen

La pedagogía de las imágenes en la Técnica Skinner Releasing constituye una estructuración de metáforas para la experiencia kinestésica. La habilidad para la visualización de imágenes se desarrolla con la práctica.

Las imágenes son seleccionadas cuidadosamente de acuerdo con el nivel del estudiante. En el nivel más básico son de dos categorías: imágenes específicas y “totalidades”. Las imágenes específicas tienen que ver con pautas segmentadas de movimiento, mientras que las totalidades cultivan un estado general en el que se trabaja una conciencia multidimensional e integrada del movimiento.

Un ejemplo de imagen específica es la de los hilos de marioneta atados a las rodillas. Esta imagen está diseñada para propiciar una mayor libertad en la articulación del fémur y la pelvis. Un ejemplo de totalidad es la visualización de uno mismo flotando en una laguna, nuestros bordes externos convirtiéndose en los bordes externos de la laguna. A veces, la imagen específica de los hilos es integrada a la totalidad de la laguna.

Eventualmente los estudiantes pueden compenetrarse a tal punto con una totalidad, que su ambiente se vuelve real, tan real que el estado sensorial evocado por la imagen es experimentado como otra realidad.

Estos estados sensoriales no deben ser confundidos con interpretaciones dramáticas ( o actuaciones) de la imagen. Más bien son experimentados como una inmersión o una identificación completa con la imagen. El término “estado sensorial” está usado en el sentido que Suzanne Langer lo describe. Denota todo lo que puede ser sentido “desde la sensación física, dolor y placer, agitación, reposo, hasta las más complejas emociones, tensiones intelectuales, o los permanentes tonos sensoriales de la vida y la conciencia humanas.”

Al trabajar con totalidades a veces se experimenta una cierta pérdida de la orientación. Ello brinda la oportunidad para una reacción nueva, no condicionada, que permite el surgimiento de patrones kinestésicos diferentes en el uso muscular. Una vez que se experimentan estos nuevos patrones, comienzan a ser absorbidos automáticamente en el funcionamiento kinestésico del individuo.

En la Técnica Skinner Releasing, contrario a muchas técnicas de danza, no se usa un centro de equilibrio estático y único. Joan Skinner escribe:

“El equilibrarse sobre los pies se traduce en un una experiencia espacial multidireccional y multidimensional. No hay, como ocurre en otros métodos tradicionales, un punto único de referencia para el equilibrio, como ser un conjunto de músculos, un centro particular, o un concepto de arriba y abajo (en la era espacial no hay arriba y abajo.)”

El equilibrio es visto también como un proceso dinámico ya que los traslados de peso causan traslados y cambios de los mismos centros de equilibrio. Esta visión es similar a las implicaciones de la teoría de la relatividad de Einstein, quien aconseja a los científicos parar de buscar un marco de referencia absoluto y estático en el universo. La única constante es el cambio.

La maestra Skinner descubrió en sus exploraciones que el exceso de tensión es la causa más común para la inhabilidad de moverse armónicamente. La persona de esta era manifiesta una variedad de patrones de tensión: manos crispadas, respiración bloqueada, mandíbulas apretadas, hombros encorvados. La lista de patrones de tensión y de enfermedades tensionales es larga. El exceso de tensión puede causar problemas de alineación idiosincráticos, respiración restringida e inflexibilidad (rigidez). En la Técnica Skinner Releasing el estudiante libera kinestésicamente esos patrones de tensión excesiva con el fin de alcanzar los principios de multidireccionalidad en la alineación y en el equilibrio.

Las imágenes aportan un sentido de no esfuerzo al movimiento —de ser movido más que de comandar o dirigir un movimiento. En vez de moverse bajo un concepto de que es necesaria la fuerza para desafiar la gravedad, la inercia y la fricción, los estudiantes operan con el concepto de que otras fuerzas les dan soporte o los propulsan durante el movimiento.

Una vez que los estudiantes han encontrado estos principios, pueden desplegar mayor potencia, velocidad e intensidad en el movimiento, con un aspecto menos esforzado de lo que se esperaría. También son capaces de moverse más súbitamente, sin aparente preparación, como cuando una serpiente ataca sin aviso. Al mismo tiempo, pueden expresar detalles sutiles con claridad extraordinaria.

Para describir la apariencia de personas entrenadas en la Técnica Skinner Releasing, la maestra Skinner escribe:

“Idealmente, el movimiento parece ser más óseo que muscular. Los músculos aparentan estar alargados y envolviendo los huesos en vez contraídos o agarrados. Las articulaciones dan la apariencia de tener espacios entre ellas y los miembros se ven libres aunque correspondiendo al torso. Hay una relación de suspensión con respecto a la gravedad que puede ser comparada con la suspensión de partículas de polvo en un haz de luz”.

La naturaleza del proceso de liberación del movimiento y su impacto estético

Paradójicamente, uno de los aspectos más difíciles para el método de Skinner Releasing es la descripción del concepto releasing (liberación).

El concepto de releasing conlleva mucho más que el soltar puntos inmóviles de tensión muscular. Simultáneamente implica también un consentimiento para que el nuevo movimiento surja. Como dice la maestra Skinner,  “uno libera formas fijas de ser para ponerse a disposición del proceso de alineación. A cambio, el proceso de alineación libera energía psicofísica.”

La liberación de tensión, de alineaciones distorsionadas, es, en realidad, una liberación de las percepciones, de ideas preconcebidas, de hábitos psicofísicos que se manifiestan en la alineación. Con el fin de ser partícipes de ese proceso de alineación, uno se libera de la tiranía del control consciente, del intelecto y de ideas preconcebidas, para experimentar las leyes naturales del movimiento, en la forma como se aplican al organismo humano. Cuando uno se alinea en forma más armoniosa con estas leyes se alcanza un nuevo estado de bienestar y de libertad.

Se deduce de lo anterior que la premisa de que la mente y el cuerpo están separados es descartada en la Técnica Skinner Releasing. En su lugar, Joan Skinner usa la siguiente metáfora:

“El organismo humano no es visto como una dualidad mente-cuerpo, sino como una red dinámica de energías. La red está totalmente unificada, y sin embargo dentro de ella hay patrones y formas de energía complejas y diversas. Aunque existen reverberaciones al interior de la red de energías, no hay un patrón lineal de causa y efecto.”

Además de desprenderse del control consciente, de la intelectualización y de los preconceptos, el proceso de releasing libera la imaginación. Las personas no absorben simplemente y al pie de la letra las imágenes que se dan en la clase, con frecuencia viven imágenes que vienen a ellos espontáneamente. Son imágenes que afloran por sí mismas, y que sin embargo pueden estar en gran sintonía con el proceso kinestético de ese individuo y con los principios de releasing en estudio. Aun desde los primeros momentos de la presentación de una imagen, el estudiante experimenta espontáneamente una versión personalizada de la misma. Estas imágenes personales emergen como metáforas de los principios con los que el estudiante está trabajando en ese momento. En cierta forma se puede decir que la imaginación está improvisando activamente con las imágenes que están siendo dadas, volviéndolas relevantes para las necesidades del proceso del estudiante en cada momento dado.

Cuando se apela a la imaginación de esta forma los estudiantes son conducidos hacia un proceso de aprendizaje creativo y propio, un cambio dando nacimiento a muchos otros cambios. En este sentido Skinner Releasing se convierte en un proceso estético autopropulsado, puesto que el trabajo con imágenes es en sí mismo una tarea creadora. Sumergirse en una totalidad, por ejemplo, puede volverse una profunda experiencia estética. Este impacto es lúcidamente explicado por Suzanne Langer en su descripción de la experiencia estética:

“Expresa unificadamente nuestra conciencia junto con nuestras percepciones visuales, auditivas y factuales de la realidad. Nos proporciona formas de imaginar y formas de sentir, inseparablemente; es decir, clarifica y organiza la intuición misma… La intuición estética captura la forma más potente con el principal significado, en un solo acto.

Por tanto, cuando un estudiante “se vuelve” la imagen, experimenta su forma dinámica. Es así  que la sensibilidad estética del estudiante se desarrolla a través del proceso de formación de imágenes.

Cuando los estudiantes alcanzan un punto en el que son auto-propulsados por ese proceso de cambio, en el contexto de los principios del releasing; cuando se hallan relativamente libres de la interferencia del intelecto y de los prejuicios; cuando su inmersión en el trabajo con la imagen es total, entonces los estudiantes están “trabajando en proceso”. Consecuentemente, necesitan de una guía menos permanente, pues su propio proceso ha tomado control. Cuando los bailarines están trabajando en proceso, tienen la sensación de ser danzados en lugar de hacer una danza. Las idiosincrasias y las afectaciones personales desaparecen, dejando solamente la danza. Cuando se alcanza este estado de transparencia la conciencia de la propia danza ya no es experimentada como un diálogo entre la mente y el cuerpo, sino como la expresión de la unidad psicofísica del bailarín. Como lo ha expresado antes un estudiante: “más que tratar de percibir las cosas, uno se vuelve la percepción misma…”

Otro estudiante escribe:

“Hoy siento el movimiento más puro y más completo al girar y dejar que el giro me mueva de modo que puedo viajar con él… Dejarse hacer por el movimiento en vez de uno hacer el movimiento… Puedo sentir el giro tomando control de mí, a medida que yo desaparezco y queda sólo el giro”.

Se puede hacer una analogía de lo que experimenta el pintor zen cuando “la mano que guía el pincel ya ha capturado y ejecutado lo que flotaba frente a la mente, al mismo tiempo que la mente comenzó a formarlo, hasta que finalmente el pintor no sabe más quién de los dos —la mano o la mente— es responsable del trabajo”.

En la estética de la Técnica Skinner Releasing la ausencia de afectación es considerada un atributo fundamental del buen bailarín, en el sentido de que el movimiento no depende de la “personalidad” o de la estilización. La energía reside no en el bailarín ejecutando un movimiento, sino en la naturaleza del movimiento mismo. Cuando el danzar viene de un estado de unidad psicofísica y está más allá de la premeditación, entonces es transparente al espíritu de cada movimiento y al espíritu único del que se mueve. Entonces la danza reverbera a través del cuerpo tan sin obstrucciones como la música que vibra a través de un instrumento.

Mientras que la danza ha sido el punto de concentración en el desarrollo del releasing, se ha ido volviendo cada vez más claro que el trabajo tiene aplicaciones más amplias. Muchas de las cuales han sido sólo escasamente exploradas, como por ejemplo en la recuperación, el desarrollo de habilidades deportivas, psicoterapia, voz y muchos más. Aun en el campo de la danza nos damos cuenta de que las técnicas están siempre cambiando y creciendo, revelando mucho de lo que incluso ahora sabemos. Por tanto, mientras el releasing mismo es un proceso de cambios, la enseñanza de Skinner Releasing está en constante evolución también —esa es la naturaleza de todo proceso, de toda existencia vital.

Traducción: Marisol Salinas